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lunes, 20 de octubre de 2014

POEMA "PLAYA DE GAZA"

Poema que surge desde el sentimiento de rabia que produce la muerte de cuatro niños en una playa en guerra. Es un poema a dos voces, donde la voz en rojo corresponde a quienes justifican la guerra.
Este poema resultó finalista en el premio Poeta de Cabra muy recientemente (http://poetacabra2.blogspot.com.es/2014/10/acta-del-fallo-del-ii-premio-nacional.html).

Playa de Gaza, julio 2014
Cuatro niños que juegan en la playa:
Pequeños alfareros que elevan construcciones
-son murallas, castillos- deleznables,
efímeras, si el viento caliente las fustiga,
si las olas más altas las azotan
o si las cerca el paso liviano de las aves
que en bajamar auscultan la línea de las algas.

Ríen; cantan canciones del colegio
- peligrosas consignas.-
Secan su piel al sol que los descubre
con su brillo de ángeles         - de demonios de plomo
como pequeños objetivos. - Gritan
de puro gozo de vivir; disparan
puñaditos de arena humedecida
- de metralla- … Los niños
-están forjando fortalezas, forman
con sus cuerpos escudos;
militan de incipientes terroristas;
cuestionan el oráculo
de que seremos más que las estrellas,
más que los granos del desierto. Mira:
Son sus sombras terribles, es urgente abatirlas
a oleadas calientes de rabia, con el viento
más riguroso y fuerte,
con las aves más crueles y metálicas.-

Cuatro niños que, ahora, se desviven,
se esparcen por la costa para impregnar su mar,
el Mar, el Mar entero con su sangre insidiosa
que se pega a piel si te sumerges
en Hawái, en Florida,… en todos ellos,
(también en el que duerme ante mis ojos).

Ellos vuelven, al cielo y al océano
del color más exacto cada tarde:
el que merecen todas las pupilas
que quieren refugiarse tras los párpados.

Cuatro sombras ahora disgregadas,
tiñendo cada grano del orbe, desleídos
en cada gota de agua, en cada astro…
y en cada ser humano (si merece este nombre)
en el hueco vacío del pulmón, porque el aire
se volvió de amoniaco al espirarlo.

Pero he pedido a vuestro Dios, - el mío-
que, del cárdeno barro, con pasión de alfarero;
les levante; que insufle su Espíritu y les abra
los ojos a otro Edén, (quizá a otra playa)
donde se hayan borrado, en la noche más negra,
las luces de las tribus cainitas tras el muro.
(Gonzalo Melgar)
 

lunes, 7 de julio de 2014