En memoria de Cristina Rojo. Es un lamento porque el poema, aquí relacionado con la imagen del vuelo o del ave, no haya podido alcanzarla...
A Cristina Rojo
El Mar
nos separaba.
Era
un líquido amniótico en que, inverso,tensaba su cordón la muerte.
Y quise
hacer volar palabras con las alas del verso,
sobre sus olas, o quizá bajo ellas,
hasta tu oído. Pero se hizo tarde
y tú ya naufragabas, te fundías
en el piélago azul, antes de que pudieran
mis gaviotas urgentes alcanzar la baranda
de tu cama y posarse en tu barquilla.
Pasó una noche y mi palabra ahora
es un albatros solitario y vuela,
y a veces somormuja en las heladas
superficies de un mar morado y rojo…
Aquí
debiste estar y no apareces;
¿Es
que el Mar te trasmutay te hace horizontal, distante, interminable?
Cubren tu voz las aguas que tu verso
cristalino y vital, sobrevolaba.
Es este mismo mar; sobre él despliego
este inaudito canto, este graznido,
sobre la inmensidad de tus ausencias…
Mi voz de ave marina solo quiere
dar tu palabra al vuelo nuevamente
pero ya asume la razón del agua
y se inclina a caer e sus silencios.
Gonzalo Melgar