
Este es un poema dedicado a los campesinos tradicionales y a los que hoy en día intentan seguir algunas de sus formas de cultivar y vivir:
los campesinos ecológicos alternativos.
Ha sido el poema ganador del concurso de Poesía "Soledad Escassi" en esta edición. Gracias!!
Será editado en cuaderno, en forma de
plaquette, junto con otros poemas, que es una parte del premio, pero aquí os lo adelanto.
MUERTE DE UN CAMPESINO
Las
cosas se acomodan a los hombres:
Los
campos a los cuerpos que los labran;
El
árbol al abrazo de los niños
que
juegan a esconderse tras los troncos…
Las
cosas se adecúan a sus usos:
La
cuchara a la forma de los labios;
La
enea de las sillas al tiempo dilatado del reposo;
La
baldosa a los pasos que se arrastran…
Las
cosas lentamente se amoldan a los hombres:
Como
el mantel se acomodó a los pliegues
que
marcaban tus manos al doblarlo;
Las
mantas de la cama a tu humedad y tu sueño
y
el colchón a tu peso, con relieves contrarios a tus formas.
Hoy
traspiran las sábanas, respira
la
ropa en el armario
con
el aliento tuyo detenido.
Mira
cómo las cosas mantienen tu memoria:
Los
papeles conservan tus huellas dactilares;
Tus
libros la tendencia
a abrirse por la página precisa;
las
herramientas tienen
los
mangos suavizados por tu tacto;
el
camino la impronta de tus huellas
y
la pared vencida, el peso de tu sombra.
Los
campos perpetúan el sentido final de tus esfuerzos;
y
tu ilusión de nuevo reverdece
porque
el agua recuerda el surco de tu azada
y
revive el estiércol que sembraste en la huerta;
hasta
desperezar a los helechos;
y
madurar los frutos tardíos evitando
la
helada de tu ausencia…
Aún
los estorninos
recuerdan
tu silbido y lo repiten;
Los
animales sienten
el
peso de tu brazo sobre el lomo
y
buscan, sus hocicos toparte mansamente;
Incluso
en ocasiones el viento, imperceptible,
se
desvía al pasar por donde estabas…
Y
otras veces los astros se nombran a sí mismos
con
los nombres que tú les asignaste…
Ahora
todos nosotros
llevamos
la lanzada de tu abrazo en el pecho,
El
estigma en la mano que apretaba la tuya;
La
herida de tu sombra en la retina…
Pero
se pasará, porque otros niños
jugarán
a esconderse entre los árboles.
Los
hombres, las mujeres, se acomodan y olvidan,
pero
los campos no, no los objetos,
ni
la tierra, ni el viento: las estrellas
temblando
rememoran
el
nombre que les diste, cada noche.
--- Gonzalo Melgar