
Tomo esta idea con ritmo y métrica (para crear esa forma más clásica, sin muchas pretensiones) para hablar (con un brevísimo poema) del poeta, su fugacidad y la de su obra.
Virgilio pide a sus dos amigos que,
a su muerte, quemen la Eneida
Dad a las llamas mi poema, amigos
- Vario, Plocio de nuevo renacidos -
para entregar al fuego lo incompleto
que aspiró a ser redondo... ¡Sea inédito
por ser sólo un vislumbre sin sentido,
aspiración que muera en cuanto expiro!
Sí, dadlo a la pasión final del fuego,
que fulja y sea luz - ceniza luego -
dadle el brillo instantáneo e infinito
que dura... lo que el hombre que lo ha escrito.
Gonzalo Melgar
PD: la expresión "en cuanto expiro" tiene doble sentido.
Bueno... estoy casi de acuerdo, Teresa.
ResponderEliminarPor eso no entiendo mucho al poeta que aspira a prolongarse en sus poemas. Es verdad que los poemas quedan pero ¿él?
Un saludo muy afectuoso y gracias por asomarte a esta ventana de mi blog. Me encanta.
Gonzalo
Dices que es un texto a la forma clásica sin pretensiones. Pero él solo se ha decantado hacia la excelencia.
ResponderEliminarEs un placer leerlo y releerlo y encajar la forma en el contenido. Te lo había escuchado, pero quería leerlo. Supera la prueba y crece como la espuma.
Enhorabuena.
Laura
¡¡Gracias!! Quizá lo dices porque suelo llenar mis poemas de juegos de palabras y dobles sentidos... que muchas veces pienso que pasan desapercibidos en una primera lectura. Gracias.
ResponderEliminarPues me gusta mucho.
ResponderEliminarY es que yo, hasta no hace demasiado, destruía periódicamente lo que escribía.
Nuestras aspiraciones no duran más que nosotros...
Excelentes endecasílabos, Gonzalo, que no expirarán en la pasión del fuego sino que se harán más sabios en la lectura de otros ojos. Trascendente y excelsa tu poesía. Me gustó encontrarla...
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